Gerardo Garcíarosales y su diálogo con los espectros





El poeta Gerardo Garcíarosales (Jauja, 1944), vuelve al ruedo literario con la publicación de dos poemarios fundamentales: “El cuervo blanco” y “Elius” (silbaviento editores), acaso una vuelta de tuerca en lo que va de su producción poética.

¿A qué se debe la reedición de “El cuervo blanco” publicada en 1984?
Es por dos necesidades, porque “El cuervo blanco” ya se estaba volviendo mito, y porque era necesario que se conozca este poemario, porque veo que todas las actitudes nuevas de la crítica social han empezado a prestar atención a lo que yo había hecho hace veinticinco años. El Cuervo blanco fue publicado por un colegio a mimeógrafo y mal hecho.

¿Cuán valido es el discurso poético para criticar la situación de los tiempos actuales?
Más que criticar, abre las ventanas de todo lo que hay de oscuridad dentro, eso es lo que veo que es así, porque si no te pica una pulga no la sientes, pero te tiene que picar para que veas que tienes una pulga que te está rondando, entonces te hace inmediatamente reaccionar, esa es la imagen que quiero dar.

En tu libro realizas una crítica irónica a la condición de Lima como ciudad ¿Cuál es tu percepción de Lima?
Yo veo a Lima con temor, porque sales a las calles y las mismas sombras te pueden asaltar, y convertirte en un guiñapo humano, físicamente hablando; pero por otro lado es ese adormecimiento letal que te causa cuando tú ya estás involucrado a Lima, ya cambias totalmente; se vuelve un monstruo se siete cabezas que no sabes por dónde empezar a ver, a contar, a identificar, porque Lima es como un baratillo que tiene de todo, pero no tiene lo que tenemos todavía, lo que conservamos nosotros aún.

Con “Elius”, te insertas dentro de la poesía política…
El hombre en la dimensión de la palabra no deja ser político, porque politiquero sí lo es, indudablemente, pero lejos del sentido que le puedan dar a la poesía política, su juzgamiento, pienso de que todos los tiempos para la poesía política son tiempos coyunturales, ahí están todos los problemas sociales que no dejan de estar presentes.

¿Y como así desarrollas en tu poesía?
Cuando uno tiene la intención de seguir políticamente a un momento, no es valedero; en el caso mío, creo que mi poesía no es coyuntural sino va caminando como va caminando el hombre, porque “Elius” es adaptable a todos los tiempos.

Elius, por confesión propia, es Eleodoro Vargas Vicuña. ¿El llegó a ver los manuscritos?
Eleodoro fue un testigo presencial de todo el camino de este poemario, porque estábamos inmersos en la crítica de todo lo que nos sucedía, de todo lo que nos circundaba, entonces es el diálogo que yo tenía, que hacíamos siempre con él cuando estaba vivo, entonces ahora de muerto sigo dialogando. Todo aquel que lee, viene a tomar el lugar de Eleodoro, ese diálogo muy interior se está convirtiendo un diálogo universal; todo aquel que lee ya forma parte del libro.

¿Cuál es el próximo libro que publicarás?
Estoy terminando “El espejo de ciegos imaginarios” es un libro de largo aliento que debo de terminarlo, porque el mismo libro ahora que lo estoy corrigiendo, ya me pide; que ya se está colmando las expectativas.