“Arguedas es un escritor absolutamente excepcional, y no solo en el Perú sino fuera de este país”






El profesor Martin Lienhard (Suiza, 1946) es uno de los investigadores más importantes sobre la literatura latinoamericana, sobre todo de los sectores indígenas y afroamericanas; es por ello que sé llegó interesar por la obra de José María Arguedas, al cual es el principal es su estudioso, fuera del país. Estuvo fugazmente por Huancayo, en el que, entre otras actividades, presentó su último libro: Disidentes, rebeldes, insurgentes. Resistencia indígena y negra en América Latina. Ensayos de historia testimonial.


¿Cuál fue el inicio con el estudio de José María Arguedas?
Nos es fácil de explicar. Yo descubrí en Ginebra, donde yo vivía en aquel momento, en una librería de de libros viejos, “Yawar fiesta” leí ese libro y me fascinó, ¿Por qué? Creo que tiene que ver con muchas cosas; quizás el tipo de realismo bastante impactante y novedoso; obviamente el hecho de que se habla del enfrentamiento entre la modernidad lo tradicional, que me interesaba desde aquella época, y el tratamiento del lenguaje.


¿Cree que Arguedas tiene más valía que el mismo Ciro Alegría?
Yo creo que como escritor, Arguedas es obviamente mucho más importante que Ciro Alegría, y no tanto por que habló mejor, o describió mejor la vida indígena; esto yo no lo sé, sino simplemente como escritor es mucho menos convencional; Arguedas es un escritor es absolutamente excepcional, y no solo en el Perú sino fuera de este país. Ciro alegría creo que es buen escritor, pero más previsible.

Para conocer América Latina usted menciona a tres escritores fundamentales, Juan Rulfo, José María Arguedas y Augusto Roa Bastos. ¿Qué puntos de coincidencia se pueden encontrar en estos escritores?
Lo que tienen en común los textos de estos tres escritores, da la impresión que en el fondo hay un solo escritor. En cada caso son escritores muy sofisticados, muy modernos de vanguardia, pero que de alguna manera están apoyando con sus relatos sobre algo como lo que, Roa Bastos llamaba “la trastierra”, el interior de un país, esos lugares del país donde viven poblaciones arcaicas, tradicionales, campesinas. Y luego también en cada uno de sus casos parece que de alguna manera se trabaja también sobre el conflicto cultural entre sectores indígenas o no indígenas pero tradicionales, y otros sectores criollos, más modernos. Ese conflicto de alguna manera sigue existiendo en muchos lugares, por no decir en cualquier parte de América latina, por lo menos en algunas regiones.


¿Qué papel tiene fundamental tiene la etnoficción para tus investigaciones?
Para mí, etnoficción es un tipo de ficción que pretende provenir como del interior de una cultura de esas que llaman, étnicas, puede ser una cultura indígena o negra, pero que en el fondo no viene realmente del interior de esas culturas, sino que hay escritor de manera bastante artificial introduce elementos que luego al final dan al lector la impresión que ese texto proviene directamente como del vientre de una cultura arcaica. Y un escritor que yo menciono en ese contexto es Miguel Ángel Asturias, y también Arguedas, creo que en Arguedas puede haber también cierto artificio, pero también creo hay un cercanía real al mundo andino. En el caso de Asturias eso pasa a través de las lecturas que el hizo de texto prehispánicos.


¿A qué se debe su interés a estar inmerso dentro de temas propios de los estudios subalternos?
Creo que es lógico es interesarse en los llamados subalternos, porque finalmente estamos hablando de los sectores explotados, oprimidos como se decía anteriormente y que estos sectores, son los que necesitan atención, no porque sean el problema, sino que el problema es el sistema, pero de alguna manera ellos son quienes que no tienen voz generalmente, ni acceso ni a los medios de comunicación, por lo tanto son los que se conocen menos, entonces me parece lógico, por lo menos desde la perspectiva de un intelectual no conformista, interesarse en estos sectores.


¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Seguiré trabajando, como historiador, a partir de archivos sobre historias de rebeldía negra principalmente y también indígena posiblemente. Pero también estoy en otros asuntos, como escribir cine sobre todo el latinoamericano, y ahí me interesa la cuestión de lo que se llama neorrealismo, y en general del realismo.




Publicaciones del 2008 en la región central Ciudad letrada

















Entre las novelas publicadas tenemos a: “Esperanza” (edición del autor), de Norma Gálvez Abarca, segunda novela de la escritora huanuqueña, que radica actualmente en Lima, esta historia mantiene un trasfondo sociopolítico, donde una mujer lucha por conseguir sus sueños. “La casita de cedrón” (edición del autor), de José Oregón Morales, es la primera novela del escritor de Huancavelicano, donde hace un giro inesperado de su registro, además que es una novela de corte biográfico (relata parte de la vida de Carmela Morales, su madre). “La ninfa del Jericó 941” (San Marcos) de Alberto Chavarría Muñoz, es la novela que marcó el debut literario del escritor de cuarenta y nueve años, cuyas propuestas temáticas se emparientan con el realismo sucio. Dio mucho que hablar.
Mientras que en el cuento tenemos a: “Crónica de amores furtivos” (San Marcos) de Sandro Bossio Suárez, recientemente publicado, luego de seis años de abstinencia; como se sabe Bossio publicó su novela “El llanto en las tinieblas” en el 2002, pero en esta oportunidad reúne sus cuentos, la mayor parte de ellos antes inéditos, que fueron elogiados por la crítica. “Celaje de cuentos” (Puntocom) de Raúl Baldoceda Tenicela, con este libro, el ingeniero minero y docente de física, hace su ingreso auspicioso a nuestra literatura, habiendo sorprendido a muchos por sus memorables historias. “La lluvia y el río” (edición del autor) de Alberto Chavarría Muñoz, quien luego de pocos meses de habar publicado su novela (La ninfa del Jericó 941), este libro de cuentos no hace más que avalar su intenso trabajo literario después de décadas de silencio, y que aún está en proceso de formación de su estilo. “Reconciliación / Extraña justicia” (Circe editores) de Ernesto Ramos Berrospi, quien últimamente está incursionado en el relato, y publicando frecuentemente, puesto que son más que la ampliación de sus cuentos reunidos en “Cuentos amargos”. “El vuelo de la paloma” (Puntocom) de Consuelo Arriola Jorge; libro elogiado por la mismísima Carmen Ollé; un debut que todos esperábamos, puesto que algunos de sus trabajos fueron galardonados en concursos literarios como el organizado por el suplemento cultural “Solo 4”. Otros libros de cuentos que no debemos dejar de mencionar están “Orejas al redil” (Fondo Editorial de la Universidad Continental) de Giannina Sovero Lazo y Ronald Santana Sovero; “Panrarán Yacu” (CEDIN ediciones), de Anthony Lizardo Romero Chávez y “La cabrita glotona y otros cuentos” (Ramada del búho editores) de Cirilo López Gutiérrez. Mención aparte es el último número de la revista Cascadas (número 16) que publicó ocho cuentos inéditos del desaparecido Julio Cesar Alfaro Gilvonio, donde muestra todos sus dotes como narrador, y más tratándose del autor de del entrañable “Prestadito nomás”.
En cuanto a los poemarios tenemos a “Esencia de vida” (Segras), de María Delfina Santana Guevara, poemario que abre paso a la madurez de la poetiza, quien a sus cincuenta y nueve años, los poemas le sirven de reflexión sobre los aspectos que abarcan la vida de un hombre. “Ceremonia del retorno” (Lord Byron editores), de Gerson Paredes Coz; diez años tuvieron que pasar para que el poeta huancaíno, radicado en Lima, publicara su tercer libro, y donde ahonda con más firmeza la cosmología Wanka. Gallo gallito gallo galló (Edición del autor) de Arturo Concepción Cucho, plaqueta de poemas dirigido a un público infantil, no obstante su falta de pericia en este campo hace de este un poemario que no convence. Sueños y confesiones (Ediciones Alfa), de Rocío del Pilar Andrade Reynoso, natural de la provincia de Yauli La Oroya, en este primigenio poemario, la autora impone sus arrebatos sentimentales para construir poemas directos, sin tomar en cuenta el riguroso trabajo poético que esto implica. Aya Taki (Edición del autor) de Hugo Velasco Flores, primer poemario de este joven poeta, donde establece conexiones con su pasado, a través de la cosmología andina, con un lenguaje que aún no encuentra un puerto seguro.
Es evidente que el flujo de publicaciones en el 2008 ha tenido una ligera variación con respecto a los otros años anteriores, debido principalmente, a la aparición de editoriales como Puntocom, impulsado por el escritor Nicolás Matayoshi; Naokim editores, del escritor Abel Montes de Oca entre otros; asimismo por el creciente número de imprentas que hay en la cuidad, pero lo más resaltante es que hay un público cada vez mayor que está habido de leer libros que den cuenta de su realidad y de entusiastas escritores que están aptos para mostrarla.