“Quisiera hacer una versión libre de la historia a través de la literatura”


El escritor Sandro Bossio Suarez (Huancayo, 1970), luego de seis largos, acaba de publicar su libro de cuentos “Crónica de amores furtivos” (Editoral San Marcos, 2008). Conversamos con él, para enterarnos, entre otras cosas, de la publicación de su próxima novela “La fauna de la noche” que en sus propias palabras, es el proyecto más ambicioso que ha concebido hasta ahora.

Son casi seis años de silencio, ¿Cuáles fueron las causas de no publicar en todo este tiempo?
Hay una gran diferencia entre estar en silencio y no publicar, yo estuve en la segunda etapa, porque yo jamás estuve en silencio, siempre estuve trabajando periodísticamente con mis artículos, dictando conferencias y eso de alguna manera nos mantiene activos, nos mantiene en permanente contacto con el mundo; estuve escribiendo además en toda esta temporada, escribí muchos cuentos, escribí dos novelas; una policial y una humorística.

Publicó una novela corta (El llanto en las tinieblas), y ahora un libro de cuentos (“Crónica de amores furtivos”) ¿Dónde se siente más a gusto?
Yo me siento muy satisfecho y en perfecto placer en ambos espacios; la novela por supuesto requiere más trabajo, atemoriza un poco más; pero creo que el cuento es mucho más satisfactorio, es de corto aliento. Por ahora me siento más cómodo escribiendo cuentos, pero definitivamente la novela es mi espacio natural, yo empecé escribiendo novela y necesariamente tengo que seguir en ese espacio, que además también me trae mucha satisfacción

¿A que te referías cuando decías que tus cuentos pasaron por unas “purgas
vesánicas” al momento de seleccionarnos?
En realidad siempre mantengo esta formalidad en mi forma de escribir y trabajar; cada vez que trabajo me entrego íntegramente, me apasiono tanto, que vivo dos vidas paralelas; una forma de trabajar con esta vesania es ser crítico y exigente al extremo con uno mismo; soy exigente conmigo de una manera atroz y voraz. El modo de trabajar normalmente es escribir, guardar el material, dejar que se enfríe el magma como lo llama Mario Vargas Llosa, y después de algún tiempo, sacar este material, leerlo y encontrar todas estas deficiencias que pueda haber. Yo hago eso normalmente, dejo reposar un cuento, siete u ocho meses, y veo si el texto es coherente, es salvable pues a trabajar en él pero si no, hay que eliminarlos. A eso le llamo las purgas vesánicas.
Algunos personajes de tus cuentos son jóvenes, que por lo general están dentro de atmósferas acabadas, decadentes ¿A qué se debe?
Yo soy un aficionado de este tipo de atmósferas; siempre he buscado contacto desde muy pequeño, con gente mayor con la cual conversar, que me contaran de la historia, que me hablaran de cosas curiosas, novedosas para mí. Entonces, probablemente una de mis grandes experiencias de pequeño fue visitar un museo de antigüedades, y esto me cambió la vida en cuanto a mi forma de sentir y de ver las cosas; a partir de entonces siempre ha buscado este contacto con espacios, con materias, con cosas de otras épocas.

¿En un afán de unir el pasado y el presente dentro de un mismo relato?
Pues sí, en efecto yo encuentro mi gran afición por la historia, y siempre hago eso, quizás no soy historiador porque cometería muchos errores y mentiría muy fácilmente, prefiero hacer una versión libre de la historia a través de la literatura.

En Concilio mayor, retomas el tema y el lenguaje de El llanto en las tinieblas, ¿Habrá más al respecto con esté mismo estilo?
Desde luego que sí, mi relación con la novela histórica es natural, lo practico mucho, si no he llegado al cenit por lo menos he logrado cierta madurez en este campo, por el trabajo tan denodado que siempre he hecho y por ello tengo dos o tres proyectos de novelas, con esta, no temática, pero si con esta ambientación, virreinal que es la etapa que más me gusta por el oscurantismo, por la calidad de vida que se daba entonces, y además porque a mí como escritor, como periodista, la etapa que más me fascina de esta escritura es la investigación; escribir sobre la historia, escribir sobre épocas pasadas nos obliga a hacer una investigación muy profunda, nos obliga a zambullirnos en libros, en enciclopedias, diccionarios; es probable que retorne a ese espacio, pero eso no quiere decir que yo me encasille en eso, trato en lo posible de ampliar mis movimientos, las expectativas que tengo conmigo mismo en cuanto a la literatura.

El premio Nobel, Jean-Marie Le Clezio sentenció que la literatura es incapaz de cambiar el mundo, si es así ¿Para que la literatura en estos tiempos?
Estoy plenamente de acuerdo con él, la literatura nunca fue un arma para cambiar el mundo, la literatura siempre ha sido un arma de registro para dejar constancia de una época, de un tiempo, de una sociedad. Y la literatura, hoy sigue teniendo ese mismo objetivo, de convertirse en un “Gran libro” donde se anotan, nuestras vicisitudes, nuestras vivencias, nuestras miserias humanas. Entonces la literatura en nuestra actualidad, como antes, y como será en el futuro sencillamente va ser esto: el registro de nuestra vida.

Con la publicación de obras de escritores como Alberto Chavarría Muñoz, Ernesto Ramos Berrospi, José Oregón Morales y otros, ¿Estamos presenciando el resurgimiento de nuestra literatura, estancada por casi tres décadas?
Me parece que sí, veo un interés mucho mayor de parte de los escritores, tanto antiguos como jóvenes; me acabo de enterar de que un joven huancaíno acaba de publicar un libro de cuentos en Lima, no hay que olvidarnos tampoco de Effio. Entonces sí veo que Huancayo está teniendo hoy un nuevo resurgir, una vitalidad en cuanto a la narrativa básicamente, porque la poesía todavía no está creciendo.

¿Cuál es el próximo trabajo que publicarás?
“La fauna de la noche” es el título, sale el próximo año; es una novela muy voluminosa, tiene casi quinientas páginas, es una novela policial, pero también con visos históricos, que empieza en 1580 y termina en 1993; es una novela muy ambiciosa, con una gran recreación social, con una estructura poco más aventurada.