Palabras de un horazeriano confeso





Tulio Mora Gago (Huancayo, 1948), actualmente es unos de los más importantes poetas peruanos vivos, un referente inmediato de la poesía desarrollada en la segunda mitad del siglo XX; tanto sus palabras como sus libros, condicen la lucidez de un hombre que vive inmerso en la poesía como acción.


¿Hora Zero aún sigue vigente?


Hora Zero (HZ), si tiene algún aporte a la literatura peruana y latinoamericana, es que primero retrata un nuevo proceso de socialización en el país, que es proceso de la migración. Hora Zero estaba buscando una poesía vivencial, experiencial y de pronto se encuentra con la migración en la calle; el fenómeno de la urbanización que no es fenómeno peruano sino latinoamericano. Se consiguió por fin un discurso que no fuese denotativo de una mixtura medio indigenista, surrealista o simplemente una repetición de la poesía beatnik con citas cultas o citas de referencias de prestigio literario, sino se revelaba más que una escritura, una presencia, un ser humano detrás. Mi punto de vista, es que el Perú poéticamente puede dividirse un antes y un después de HZ, es otro escenario, eso es su vigencia.



¿Se siente un poeta acabado?


En cuanto a la búsqueda de temas, de discursos poéticos, yo ya desde “Oración frente a un plato de col”, o antes, “Mitología” incluso, tenía una concepción de qué cosa era un libro; para mí un libro no es un conjunto de poemas, un libro es una unidad, hay que verlo como una visión coherente, incluso de continuidad. Yo he escrito en la medida que he encontrado temas unitarios. Entonces no es que me haya sido más fácil escribir porque estoy más viejo, al contrario me ha sido más difícil.



¿En “Oración frente a un plato de col” dice que “el deber más criminal de un peruano es ser poeta”, sigue pensando lo mismo?


Es un hecho, porque si vamos a la vida de Juan Ramírez Ruiz, que hasta este momento no pueden sacarlo de la tumba en la está enterrado como NN, ya es altamente demostrativo que cómo es catalogado un poeta en este país, entonces no solo me reafirmo sino que la realidad ha reafirmado ese verso.



¿Cuáles son sus impresiones de los horazerianos en Huancayo, como Sergio Castillo y Cesar Gamarra?


Yo diría que Sergio Castillo no ha publicado todo lo que tenía, y no ha publicado lo mejor que tenía; creo que el debería hacer un mayor esfuerzo, porque tiene grandes cosas que no están plasmados en un libro y deberían estar. En cuanto a Cesar Gamarra, siempre ha sido muy coherente con su poesía y eso me gusta; en las buenas y en las malas siempre se ha considerado sobre todo un poeta, y de los buenos de HZ; es un poeta que ha transmitido ese lenguaje callejero de acá a escenarios andinos de Huancayo, de la selva y de Cerro de Pasco; con una precisión, con una fuerza, y sin renunciar ese carácter emotivo de gran afectividad y de gran lucidez sobre todo.



Víctor Hugo dijo que las mejores literaturas salen en tiempos de crisis ¿En poesía cree que está sucediendo eso?


No necesariamente se da esa mecánica, pero no deja de ser curioso, que el manifiesto Palabras Urgentes de HZ, decía: “Se nos ha entregado unas ruinas”, entonces ya habíamos avizorado que lo que había en el Perú era una crisis, que se había abierto desde los años 50, una fractura que hay acá, el velasquismo abre más profundamente esa crisis. Eso da proceso a una confrontación que recién se está mezclando, en ese proceso está inserto Hora Zero con los principales libros que se han dado de esa época; estamos hablando de “Asalto y destrucción del infierno” de Enrique Verástegui; “Tromba de agosto” de Jorge Pimentel; “Noches de adrenalina” de Carmen Ollé; “Las armas molidas” de Juan Ramírez Ruiz; “Cementerio general” de Tulio Mora; cinco libros que por lo menos están asociados a la tremenda crisis que está pasando. Es un tiempo de crisis, y desde ahí se está manifestando la nueva poesía, pero eso es una poesía que ya nosotros el año 70 lo habíamos referenciado.


¿Qué libro publicado le ha traído muchas satisfacciones?


“Cementerio general”; el libro se vendió en un mes.



¿Y le constó mucho trabajo?


Me constó como dos años; tuve que renunciar a un trabajo. Hay varias cosas que apuntaban a la voluntad que tuve de escribir este libro, pero no solamente eso, sino que salió de la formula de los poetas, los libros de poseía generalmente los leen los poetas, yo me di con la grata sorpresa que “Cementerio general” fue leído por otros, historiadores, sociólogos, y por personas comunes y corrientes. Personalmente a mí me gusta más “Simulación de la máscara” que es un libro de la vida, este es un libro de las danzas, de los desbordes, del placer, de la incontinencia de los hombres para resistir la vida.



¿Cuál es su próximo proyecto poético?


No tengo un libro ahora en mente, creo que voy por el lado de “Cementerio general”, ampliarlo, porque me piden mucho; me han dicho que van a publicar en la misma editorial que publicó Jorge Pimentel, su “Ave soul” (Doble Principe ediciones). También tengo una plaqueta que se llama “Ángeles detrás de la lluvia”, que seguramente este año lo voy a publicar.


Hábleme de la próxima antología de Hora Zero


Estoy dándole vueltas desde el año 1996. Me demoré hasta el año 2000, y no pude publicarlo en ese momento porque una editorial primero dijo que sí, después dijo que no porque era muy largo, y lo he retomado el año pasado cuando gracias al empuje de unos amigos, nos hemos contactado con la editorial de Jorge Espinosa Sánchez, que se ha comprometido a publicar la antología; entonces yo la he reactualizado, teniendo mucho más material durante estos ocho años, Es un acercamiento lo mas amplio posible para que el lector tenga una dimensión de lo que fue Hora Zero.



¿Cómo es su relación con Huancayo?


El útero nuestro, de nuestra familia, era Huancayo, porque era la casa de mi madre. Yo siempre me he sentido identificado con mi familia materna que con mi familia paterna. Entonces eso se ha traducido en mi escritura.